Clínica Kennedy Samborondón Torre Beta, piso 3, consultorios 308 -309

Preguntas Frecuentes

FAQ

La psiquiatría es una rama de la medicina que se ocupa de la salud mental. Por tanto, un psiquiatra es necesariamente un médico especializado en salud mental que se ocupa de diagnosticar, prevenir y tratar trastornos psiquiátricos o enfermedades mentales; mientras que el psicólogo clínico ofrece tratamientos de psicoterapia ya que posee una serie de conocimientos en referencia al funcionamiento mental, emocional y cognitivo de las personas y puede aplicar técnicas de diversos enfoques que conduzcan a los consultantes a un mayor bienestar emocional.

Debemos destacar que, aunque son figuras que cumplen papeles distintos, en muchos casos es necesario la unión de ambos especialistas.

La psicoterapia está recomendada:

  1. Ante la presencia de alguna psicopatología, como depresión, ansiedad, bipolaridad, etc.
  2. Como acompañamiento al enfrentarnos a una pérdida significativa.
  3. Cuando hemos vivido una experiencia traumática.
  4. Para aprender a gestionar el estrés en nuestra vida.
  5. Cuando presentamos dificultades en nuestras relaciones interpersonales.
  6. Cuando simplemente necesitemos una ayuda.

La psicoterapia es un tratamiento de colaboración basado en la relación entre el consultante y el psicólogo. Como su base fundamental es el diálogo, se busca proporcionar un ambiente de apoyo que le permita hablar abiertamente con alguien objetivo, neutral e imparcial. Tú y el psicólogo trabajarán juntos para identificar y cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento que te impiden sentirte bien.

Al concluir el tratamiento, no sólo habrás resuelto el problema que te trajo a la consulta, sino que, además, habrás aprendido nuevas destrezas para enfrentar con mayor efectividad cualquier desafío que pueda surgir en el futuro.

Los tratamientos psicológicos tienen una duración muy variable, pues se adaptan siempre a la situación de cada paciente. Una terapia individual para problemas de ansiedad, por ejemplo, dura entre 8 y 15 sesiones; para depresiones, la duración puede ser algo mayor, acercándose a los 6 meses o el año de tratamiento.

Cuando se está realizando terapia la frecuencia recomendada es de una vez a la semana. Sin embargo, hay ocasiones en que el especialista recomienda una frecuencia mayor como por ejemplo en el caso de una contención en crisis. Una vez se pase a realizar el seguimiento se pueden espaciar más las sesiones.

Es normal y esperable que nos genere algo de ansiedad hablar con el psicólogo sobre nosotros mismos y los problemas que estamos enfrentando, especialmente si es algo muy doloroso o que nos genere culpa o vergüenza, sin embargo, el terapeuta se esforzará por construir poco a poco un ambiente cálido y confiable donde podamos hablar de nuestros temas sensibles sintiéndonos comprendidos y no juzgados.

No. Tu relación con tu psicólogo goza de confidencialidad, salvo en muy contadas ocasiones (como, por ejemplo, si tu seguridad o la de otros está en peligro). Esta confidencialidad implica respetar y salvaguardar la información que has facilitado preservando intacto el secreto profesional. En el caso de niños y adolescentes, también existe el derecho a la confidencialidad que es un pilar fundamental para establecer un vínculo de confianza, sin embargo, hay información que en ocasiones se comparte con los padres o tutores en función del grado de madurez y la necesidad de complementar el proceso informativo llevado a cabo con el menor. Esto siempre ponderando los riesgos y beneficios de ceder o comunicar esa información a los padres o tutores y aconsejando al menor la conveniencia del diálogo y la comunicación con ellos sobre su salud.

Hay muchos enfoques desde los que se puede hacer psicoterapia. Por ejemplo, existe la terapia cognitiva conductual que se ocupa de la cognición (pensamiento) y el comportamiento, es decir, las razones por las que ciertos pensamientos nos impulsan a actuar de una determinada manera. La terapia psicodinámica se centra en los recuerdos y experiencias de la primera infancia, los instintos subconscientes y las relaciones con la familia principal, es decir, la madre y el padre. Actualmente, existen las terapias de tercera generación o contextuales que ofrecen una nueva perspectiva sobre la representación y tratamiento de los problemas psicológicos en general ya que han demostrado resultados en el ámbito psicoterapéutico, para poder determinar el efecto del contexto y sus elementos en la conducta.

Los objetivos de la primera sesión con un psicólogo son entrar en contacto contigo, conocerte como persona, lo que te preocupa y generar una buena relación terapéutica. Es imprescindible, que lleguemos a tener un nivel adecuado de confianza para que puedas expresarte con total libertad. Esta sesión es muy importante, tanto para ti como para nosotros como profesionales. En ella ponemos toda nuestra atención para escuchar, entender y analizar todo aquello que te está ocurriendo y establecer los puntos a trabajar. Tras esta primera sesión, el especialista te dirá cuál es el mejor camino a seguir (si es necesario realizarte alguna prueba o test psicológico o no, cuántas sesiones necesitas al mes, con qué frecuencia, etc) y de esta forma podrás tener un panorama sobre lo que te pasa y sobre cómo abordaremos tu caso.

En cierto sentido, cualquier persona puede beneficiarse de los servicios psicológicos que incrementan y mantienen el bienestar general, y promueven la libertad para tomar decisiones y la fuerza para existir. Sin embargo, se recomienda acudir a la ayuda profesional cuando algún problema que estemos atravesando o los síntomas que estemos experimentando empiezan a interferir con nuestro bienestar físico, mental o social y a impactar nuestro normal desenvolvimiento.